Mes de Marzo, 7,30 de la mañana junto a la puerta del cementerio de Andújar, lugar indicado por mi amigo Manuel, iliturgitano conocedor de la zona, para inciar esta ruta. El día que la hicimos, 16 de Marzo de 2.014, se celebraba la XIII Carrera pedestre desde Andújar al Santuario, por lo que íbamos encontrando, además de las indicaciones habituales, toda serie de carteles alusivos al recorrido, a los avituallamientos y a la distancia a meta.

La ruta, aunque se inicia prácticamente fuera de Andújar, discurre inicialmente entre construcciones, custodiadas por alarmas de 4 patas que iban informando de nuestra presencia. Hay que llegar a la vereda, donde encontraremos las primeras indicaciones, para considerar que realmente se sale de la zona urbana.

Una vez cruzada la vereda, iniciamos pronto la subida por la cuesta del Reventón, 350 metros de desnivel con una pendiente media del 10% y que no dará tregua durante 5 kilómetros. La subida nos lleva hasta el Collado de la Virgen donde accederemos a una pista por la que, tras unos toboganes, llegaremos a la Ermita de San Ginés, lugar obligado de parada antes de iniciar la bajada hacia el valle del Jándula. Bocata, visita a la ermita, que estaba abierta, y seguimos ruta.

Desde la ermita, casi toda la ruta que queda, se desarrolla a lo largo de una pista, que permite un paso cómodo. El camino cruza diferentes arroyos y cursos de agua, pero llegamos a uno especialmente significativo, el arroyo del Gallo donde encontraremos un monumento a las carretas que lo cruzan en la romería y en cuyas aguas se bautizan los romeros en su primera romería. Desde aquí, una pequeña subida nos lleva hasta el Llano de Víbora, hay que estar atentos, pues a la izquierda encontraremos el monumento al romero desde donde podremos ver el Santuario de la Virgen de la Cabeza, a 450 metros de altura sobre el valle del Jándula.

Seguimos camino por la cuesta del Madroño hacia el puente romano que nos permite cruzar el Jándula, aunque antes, a la izquierda, encontraremos un pequeño abrevadero ampliamente utilizado en la romería. También un pequeño túnel por el que debía haber pasado un tren, construido en los años de reinado de Alfonso XIII espera aun las vias.

Llegamos al Jándula, lo cruzamos por su puente romano, sobrepasado por las aguas cuando se produce un desembalse, y casi llaneando cruzamos el arroyo del Membrillar por su pequeño puente peatonal. Llevamos 16 kilómetros de ruta y se inicia la parte más dura. 450 m de desnivel hasta el santuario en algo más de 4 kilómetros. La subida se inicia en los Caracolillos, con una fuerte rampa que luego se suaviza con unas zetas, estamos en el cerro Marquitos donde hay suficientes sombras para contemplar el paisaje y recuperar el aliento. Pino de tres pies, Mirador Camino Viejo, Umbría de los Ruiseñores y ya tenemos al alcance de la mano el Santuario. Llegamos a una pista que, sin pérdida, nos acerca a la subida final, "la guinda" como la bautizó mi amigo Manuel, donde, tras cruzar bajo un arco, podremos encontrar a lo largo de la última subida, las diferentes estaciones del Vía Crucis, junto a recuerdos de nuestra historia reciente que debemos conocer para evitar que se vuelvan a producir.

Una verja, con la imagen de la Virgen de la Cabeza, marca el final de nuestro camino que remataremos yendo a la parde de atrás del santuario para asomarnos desde esta atalaya al parque natural Sierra de Andújar.

La vuelta a Andújar, en nuestro caso, con un coche que dejamos el día anterior junto al santuario.